martes, 10 de noviembre de 2009

11 DE NOVIEMBRE, 6.24 A.M., ANIVERSARIO LUCTUOSO DE ELSITA GONZÁLEZ MONTENBRUCK

Hace doce meses la vida se llevó a mi compañera de quince años, la mujer que me acompañó en mi ascenso profesional, y codo a codo, me apoyó en la difícil labor de formar comunidades de diseñadores de interiores en México e Ibero América… Juan Bernardo Dolores González.

Elsita González Monteburck

Sin poder evitar sollozos en el teclado, escribo a un año del día más triste de mi vida, el día que partiste de esta, para reconfortarte con la mejor existencia de todas, al lado de nuestro señor Jesucristo…

Un año ha pasado y las heridas están aún abiertas, todavía me duele recordarte y los ojos se llenan de lágrimas cuando hablo de ti, y concibo el calvario que sufriste el primer lustro de tu vida con aquel Retinoblastoma que te hizo perder el ojo izquierdo; así como recuerdo vivamente el último lustro, con un agresivo Liposarcoma y sus sucesivas metástasis en los pulmones, el cerebro y la médula… ¡que empeño mórbido de la vida, por querer acabar con la tuya!!!…

Este año ha sido el más difícil, porque he extrañado tu jovial presencia, tu simpatía, tu sonrisa, tus ocurrencias que fueron muchas, tus enojos, los cuidados amorosos que siempre me prodigaste… he extrañado tu valentía, tu fortaleza que nos han dado lecciones de vida… tu enérgica voluntad de mujer, que trascendía tu frágil salud y tu ser pequeñito y amoroso…

Extraño como me recibías gritando todas las noches desde tu lecho final ¡Juan Benaro!!!, ¿donde estás Juan Benaro?, mimino o mimis simplemente, que era el apócope y la deformación de "Divino", como me llamabas… y yo te contestaba, como estás chapis, de chaparrita… o "Divina"… y llegaba con las amorosas monjas de las Siervas de María, que te cuidarían toda la noche mientras yo dormía…

Ciudad de México, mi amada México-Tenochtitlan…

Extraño las interminables sesiones de arreglo personal para salir a la calle, siempre bien vestida, extraordinariamente pulcra… ¡te acababas un jabón Dove por ducha!!!… admiraba tus conocimientos científicos de belleza, de cremas especializadas para todo, para ojos, rostro, cuerpo, etc., eras una experta en tintes, sore todo, de los tintes rubios cenizos, que eran tus colores favoritos…

Extraño las largas sesiones de compras en Zara… nunca quisiste volver en silla de ruedas, eras extraordinariamente orgullosa… extraño las interminables visitas a los centros comerciales, Perisur, tu preferido… a veces con Mónica, tu hermana, que te regalaba generosamente tanta ropa fina, y Moniquita, o con Salvador, nuestros sobrinos… extraño nuestras comidas en Burger King frente a Galerías Insurgentes y nuestras largas caminatas solos por las arboladas calles de nuestro bucólico Mixcoac… recuerdo que en nuestro pequeño departamento estuvimos 10 años en un hogar calido y afable, con nuestras amadas mascotas Asterix y Nicol, un ínfimo remanso de paz en la interminable urbe de la ciudad de Méxio, tan pequeño, pero que para nosotros era el universo entero… extraño los cánticos angelicales de las monjas de todos los conventos de Mixcoac, que nos despertaban todos los días en el mismo cielo… y los centros de estudios del Opus Dei todos pintados de un rojo muy oscuro… vivíamos en la la villa roja de Mixcoac… la colonia carminada de la Ciudad de México…

Extraño nuestras alegrías y nuestro momentos tan difíciles en la crisis del 95 en el que sobrevivimos gracias a tu empeñosa actividad culinaria de hornear brownies todos los días para venderlos en la Universidad Panamericana, mientras yo buscaba trabajo en los despachos más grandes de arquitectura de la ciudad de México… en ninguno había, ni con Gorshtein y Fasja, ni con Sordo, ni con Legorreta… nuestro rechazo a Carlos Salinas de Gortari era manifiesto, por habernos hecho creer en un país que no existía… un economista experto exgraduado de Harvard excesivamente inteligente y ambicioso, que había dejado el país sostenido en alfileres…

También extraño tu amorosa fidelidad al acompañarme a todos los eventos importantes de mi carrera, estuviste deslumbrante en nuestras noches de triunfo en el Palacio de Bellas Artes con más de 1500 invitados en cada de uno de los cócteles de inauguración de las muestras de interiorismo que organizamos… fuiste muy querida por nuestros amigos arquitectos, sobre todo por Javier Gómez Álvarez Tostado, Alberto "el Oso Moreno", y sobre todo por nuestros amigos Miguel Ángel Aragonés y su esposa Ana Aragonés… padeciste a nuestros enemigos que al hacerme daño te hicieron mucho daño, ya les perdone todo lo que me hicieron, no les perdono todavía el daño que te hicieron… todos ellos, por su mezquindad, trataron de impedir la trascendencia de mi carrera como promotor de las comunidades de diseñadores de interiores, pero tu estuviste apoyándome siempre, al final de cuentas, no lo lograron y nuestra sociedad de interioristas, la SMI, por la que tanto luchamos tu y yo codo a codo con nuestros mejores amigos: Greta Arcila Romero y los hermanos Gerry y Carlos Pascal… es hoy una realidad, y renovada, por el portentoso impulso de Julio César Chávez y decenas de arquitectos y diseñadores en todo el país… todos ellos te quisieron y te admiraron, sin olvidar a nuestro gran amigo Rubén Omar Mesa, gran interiorista, excelso por su caballerosidad, que siempre te prodigo una gran cariño y tu le correspondiste con gran amistad…

Te comento que fundamos el CIDI Consejo Iberoamericano de Diseñadores de Interiores, y estoy seguro que estarías orgullosa si me vieras como Presidente Iberoamericano CIDI representando a más de 40,000 diseñadores de interiores en dos continentes.

El final del camino en Guadalajara

No tenías miedo a la muerte, nunca concebiste que el cáncer te llevaría al final de tu vida… peleaste contra cinco distintos tipos de cáncer hasta el final y tal vez, cerca del final te rendiste al comentarle a tu madre que no podías más… que estabas muy cansada… yo lo supe muchos meses después de que partiste… porque conmigo nunca te rendiste… y por eso te apoyé hasta el final, cuando todos me aconsejaban: -déjala ir- yo sabía que había un plazo y que Dios te llevaría tarde o temprano, como a todos los seres humanos… pero quería tenerte egoístamente conmigo el mayor tiempo posible… no me arrepiento aunque era una apuesta inútil por la vida…

Le agradecí a Dios los cinco años de Guadalajara, porque te disfrutamos y nos disfrutaste a tu familia más cercana, la más querida, porque sabré yo como amabas intensamente a tus padres, Doña Norma y Don Ricardo, a tus hermanos Normita, Mónica y Ricardo Antonio, y a tus sobrinos Rommi, Emilio y el joven Alejandro… pero con especial cariño a Jano, Alejandro Pardo, tu cuñado, quien fue tu mejor cuidador… lo quisiste y lo admiraste siempre por su amabilidad y cordura… también, con gran fidelidad quisiste a tu prima Mayra de Torreón y a Mayrita… asimismo, en el pasado quisiste mucho a tu abuelita y tu tía Mayra… también a tu tía Hilda que te prodigo muchas atenciones en la Ciudad de México… distinguías con un gran cariño a nuestros amigos y vecinos, que siempre nos ayudaron incondicionalmente, los Crespo, Anita y Rafa; los Morales, el Dóctor y Elenita; a León Leroy y Eileen, ella siempre tan servicial y tan buena amiga… también querías mucho a los Torres Conde, a María Laura, a Lizette, a Oscarito, a la Fina Mamá y a la Fina chica… y a tus amigas de toda la vida Alejandra y Ana Paula Conde y a sus papás Yolanda y el dr. Alfredo Conde… siempre mencionabas a Gisela Fregoso… y claro a tus amigas que habías dejado en México, especialmente a Carolina Raposo y su mamá quienes siempre te quisieron y siempre quisistes, Carolina durante cinco años habló y habló repetidamente con tu madre… a Marlene, la de VRIM, y Martha la del salón de belleza donde pasaste horas interminables; así como amigas que nunca supiste de ellas como Gaby Cañez, o Martha Higuera y tu prima Hilda que seguramente estaban al tanto de tu enfermedad a través de terceros, pero que nunca se atrevieron a hablar por teléfono contigo… hay quienes temen a la enfermedad y la muerte… no las juzgo… También quisiste y les estuviste muy agradecida por su amoroso apoyo a mis primos Esteban y Ernestina, a nuestros queridos sobrinos Verónica y Pepe, y a mis solidarias primas Tomy y Chave…

Admiraste a tus oncólogos Carlin y Morgan, así como a tu médico del dolor… no así a tu especialista del Centro Médico de Guadalajara, que con el peor tacto te trató los años que asististe al nosocomio, yo ya olvidé su nombre… tuviste fe en Don Chuy el anciano de San Luis Soyatlan, y no tanta en el hermanito… seguiste al pie de la letra tu tratamiento con suero de Escorpión Azul cubano con aquella doctora Xanat de la Ciudad de México que había sido esposa de su descubridor… también agradeciste a nuestros amigos Carlos Santoscoy y su esposa las sesiones con aquel chamán mazatleco Constantino que te dio un trato especial, junto con Oscar un médico que se autocuraba del cáncer con ideas novedosas… pero quisiste mucho y queremos a las Siervas de María a las tres que te cuidaron y a su superiora que nos prodigó gran sensibilidad humana… su labor con los enfermos es extraordinaria...

Epílogo

Siempre nos soñé caminando de la mano por la calle a muy avanzada edad; y por ley natural, siempre pensé morir primero que tu… y me preocupaba que sufrirías por mi ausencia… sin embargo yo sigo en Guadalajara, la bella ciudad que me heredaste para vivirla, ¡la ciudad de la gente buena!!! y aunque estoy empeñado en rehacer la vida en ella y tengo nuevas perspectivas personales que me motivan para seguir viviendo, te llevaré dentro de mi corazón y en mi mente toda la vida… nunca te olvidaré Elsita…

Colofón

PD No quiero olvidar a nuestra amiga Gabriela Fernández, quien me presentó con Elsita un sábado 17 de diciembre de 1992 en su casa de campo de Gavilanes Poniente en las afueras de Guadalajara… ¡gracias por siempre Gaby!!!…